jueves, 4 de octubre de 2012

Hoy os cuento un cuento




Hace muchos, muchos años, había un rey en el exilio, el pueblo le había quitado el trono a su padre. Este rey, no aceptaba esa situación y movió con inteligencia sus apoyos en el país del que era el legitimo rey. Esos movimientos ayudaron para que hubiera un alzamiento militar en su país, el lo apoyo con la seguridad que una vez triunfara este alzamiento recuperaría el trono que era suyo por derecho. El golpe de estado que degenero en una guerra triunfo, pero los malditos militares no le dieron el trono, al contrario, entonces decidió cambiar su estrategia, paso a apoyar a los que quitaron el trono a su padre, con la esperanza de que todos juntos quizás derrocasen a los militares.

Mientras tanto su familia crecía, tenía dos hijos maravillosos, uno de ellos parecía tener el mal real, la hemofilia, pero el otro era despierto e inteligente. En unas vacaciones los dos chiquillos se fueron de caza, solos y juntos como hermanos. Pero los dioses no eran generosos con el exiliado rey, salieron de caza dos hijos y solo regreso uno. ¿que paso en el monte? Nunca se sabrá, pero una esta clara, la realeza no asesina, tiene accidentes. Así que mejor mirar a otro lado y pensar en otra cosa, ya que si pensaba en los muchos egoístas motivos que podía tener el hijo que sobrevivió para matar a su hermano se volvería loco. No sabemos si por las sospechas o por estrategia, el exiliado rey decidió mandar a su torpe y hemofílico hijo a ser educado con el dictador militar, para intentar limar asperezas con los militares.

Por fin el dictador militar murió, una nueva esperanza nacía en el, las gentes en su país quería que regresara la monarquía, todos querían. Querían una monarquía parlamentaria, por fin iba a ser rey, después de tantos años el viejo cumpliría su sueño. Con lo que no contaba el pobre viejo es con su abyecto hijo, que aprovechando su cercanía con el dictador había conseguido usurparle el trono a su padre. Que triste se puso el viejo cuando se entero, que amargura le entro, primero le mata a un hijo y después le usurpa el trono. Maldito Cain, pensó el anciano.



¿Que os parece este culebrón? ¿A que este argumento es digno de Corín Tellado? Pues poned al viejo el nombre de Juan y a Cain el de Juan Carlos. ¿A que el rey ya no parece tan buena persona? Esta claro que todo depende de los puntos de vista.

2 comentarios:

  1. A mi eso de que el pueblo quería una monarquía... me parece un cuento. :D

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  2. jajaja, tienes razón, pero eso es lo que nos venden. El pueblo lo que quería es que se acabara la dictadura.

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