La semana pasada yo era militar de tropa, esta semana ya no.
Me han echado. Dicen los generales que soy muy viejo para ser militar de tropa,
así que el día antes de cumplir los 45 años me echaron a la calle. Es curioso
que unos señores con su edad opinen que una persona con 45 años es vieja.
Curioso pero cierto.
Los problemas laborales de la tropa en el ejército es una
cosa que viene de antiguo, desde los años
80 al menos. La conversión de un ejército de reemplazo en uno profesional no se
hizo bien. Eso ha traído un problema de precariedad laboral entre el personal
de tropa que se ha ido parcheando de mala manera, los parches se han ido
poniendo por conveniencia política, cada vez que el número de expulsados se
podía contar por miles.
Dentro de pocos años pondrán un nuevo parche, ya que poco
queda para que, otra vez, los expulsados se puedan contar por miles. Mientras
aquí estoy, en la puta calle, pero al menos no estoy con una mano delante y otra
detrás, algo es algo.
Como militar yo no era precisamente lo que los generales
considerarían un buen militar, tampoco caía bien a los oficiales y la verdad es
que no sé por qué, con lo bueno que era yo. Todos conocéis mi blog, este que estáis
leyendo ahora, escrito con mi nombre y apellidos desde hace algunos años. Eso sí,
escrito como ciudadano y sin hacer ninguna mención a mi condición de militar,
ya que de haber hecho mención a ella habría cometido una ilegalidad. Hoy ya no
soy militar, así que nada pasa (o nada debería pasar) porque os cuente todo
esto.
Mi acción política no se redujo a este humilde blog, también
pertenecí al colectivo de militares Anemoi, para el que escribí unos cuantos artículos
con el seudónimo de “Alas Republicanas”, al final de la entrada reproduzco uno
de ellos.
Esta nueva situación va a afectar al blog, a partir de hoy
mis textos, aparte de los temas de siempre, también tratarán temas militares de
diversa índole, irán desde temas prácticos a estructurales. Sin más os dejo uno
de los artículos que escribí como “Alas Republicanas” (este artículo en
concreto recibió la inestimable ayuda de “Marat”).
¿Qué es la troika?
Nos cuentan los medios de comunicación y los de podemos, que
los hombres de negro de la troika son las personas que mandan pero a los que
nadie ha votado. Dicen, que si tanto quieren mandar que se presenten a las
elecciones. Esas afirmaciones me han llevado a preguntarme que es la troika y
quien la controla.
La actuación de la troika se circunscribe exclusivamente al
ámbito de la Unión Europea y está formada por tres instituciones, el Fondo
Monetario Internacional, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. En
teoría las tres tienen el mismo peso.
El FMI es una institución internacional compuesta por 188
gobiernos, casi todos los del mundo. Pero dentro del FMI unos gobiernos tienen
más peso que otros. El reparto de poder dentro del FMI está totalmente descompensado,
EEUU tiene el 16% de los votos. Tened en cuenta que las decisiones tienen que
ser votadas por el 85% para salir adelante, con lo cual EEUU puede vetar
cualquier decisión que no le guste. España no tiene ni porcentaje, está junto a
un grupo de países que controlan entre todos los del grupo apenas un 3% de los
votos.
El FMI tiene un fondo económico, aportado por los estados
miembros (entre ellos España), que utiliza para prestar a los estados que lo
necesitan. Ni que decir tiene que cada préstamo tiene que ser devuelto con
intereses y que cada préstamo permite al FMI influir en el gobierno del estado
moroso. Por lo tanto podemos concluir que el FMI es público, internacional,
pero público. Aunque no se comporta como tal, ya que buena parte de su
actividad se centra en dar créditos a empresas y a estas no las controla al
prestarlas el dinero.
La Comisión Europea es un órgano ejecutivo y legislativo de
la unión europea. Se compone de 28 miembros y un presidente, nombrados todos
ellos por el parlamento europeo. Podríamos decir que es el consejo de gobierno
de la Unión, por lo tanto público y democrático. Tan democrático como el
consejo de ministros, al que en realidad nadie vota pero sale elegido entre los
diputados electos.
La última institución que forma la troika es el BCE, el BCE
es un organismo público que hoy sustituye en muchas de sus funciones a los
bancos centrales de los distintos países. Sus fondos se nutren en su mayor
parte de las aportaciones de los estados miembros del Euro, en menor medida se
nutre de la creación de dinero y de las aportaciones de los bancos privados (en
teoría tienen que aportar al BCE el 2% de los depósitos de sus clientes).
Es inexplicable por ejemplo, que el BCE no inyecte dinero en
ningún caso directamente a los estados de dónde saca los fondos y que si lo
haga con harta frecuencia a las compañías multinacionales. El BCE ha sacado un
plan de compra de deuda milmillonario, pero las compras las hace en el mercado
secundario. ¿Qué quiere decir esto? El estado saca la deuda (se endeuda a un
altísimo tipo de interés), se la compra un banco y el BCE le compra la deuda a
ese banco (a un tipo de interés mucho más bajo). Negocio redondo para el
sistema bancario. ¿Tiene eso sentido? ¿Por qué el BCE no compra la deuda, a un tipo
moderado o con otras condiciones favorables de pago, directamente al país que
la sacó?
El FMI y el BCE actúan como unos usureros con los estados,
cuando prestan dinero, toman el control político del país moroso y le obligan a
hacer cambios legislativos, todos dirigidos al adelgazamiento de los estados.
Privatizaciones de todas las empresas del estado, subidas de impuestos,
limitación de los derechos de los trabajadores, etc... Pareciera que no quieren
que esos préstamos sean devueltos, para así poder embargar y los estados
pareciera que hacen lo posible por complacer las expectativas de los usureros.
La comisión Europea, la última pata de la troika, apoya a las otras dos en
todas sus medidas, comportándose como una enemiga de los estados a los que representa.
Se supone que la legitimidad de estas instituciones la da el
voto de la gente, ya que han sido creadas y son sostenidas por los
representantes que nosotros elegimos en las elecciones. Pero es evidente que no
es así, parece que la democracia se circunscribe solo a los parlamentos
nacionales, unos parlamentos que son continuamente presionados por esas
instituciones para actuar en contra de sí mismos y de los trabajadores.
Todos los días desde hace ocho años nos dicen desde el
poder, que el gobierno no quería hacer tal o cual cosa, pero que la Troika les
obligaba. Las medidas de austeridad de la Troika han multiplicado la deuda de
España por tres, han multiplicado los sueldos de los trabajadores por cero coma
setenta, han amputado todo gasto social. Menuda austeridad. Creo que
evidentemente al estado y a los que trabajamos dentro de él, esta austeridad
nos está hundiendo. Pero algunos están sacando pingues beneficios de todo esto.
Lo que quiero decir con esto, es que los hombres de negro
son los mismos que se presentan a las elecciones, los mismos que escriben los
artículos que leemos en los medios de comunicación. Personas que solo tienen
una lealtad, el dinero, beneficiar a los que les compran. En realidad vivimos
en una dictadura disfrazada de democracia, la dictadura del capital. La crisis,
esa que ellos usan para ganar más a nuestra costa y ponernos en el lugar que
ellos piensan que nos corresponde, nos sirve para que algunos veamos lo que hay
detrás del disfraz. ¿Cuándo seremos mayoría los que veamos que este sistema no
vale, que hay que sustituirlo por otro que sea para todos?
Para que ese milagro ocurra tenemos que observar lo que está
delante de las narices y aprender y hacer tres cosas:
En primer lugar, lo público es hoy ya sólo una carcasa vacía.
Hoy lo público es un letrero por el que entra el usuario pero que enriquece a
lo privado porque el Estado, dado su carácter burgués, ha convertido el ratio
social en beneficio privado. A los Estados, como a Carlos V en su día, les
prestan y condicionan en sus políticas los banqueros. Al de los Austrias, los
prestamistas judíos de Amberes (dicho sea sin ánimo alguno de antisemitismo. Es
una licencia histórica) y las ricas familias genovesas, entre otras fortunas.
Hoy a los Estados modernos, lo hacen los grandes fondos de inversión, los
fondos buitre, los megaespeculadores que amasan sus fortunas en los mercados de
futuro y, en general, aquellos tiburones que con un ataque especulativo a las
bolsas pueden hundir una moneda, como sucedió en su día con George Soros y su
ataque a la libra esterlina. Estos usureros son los que les dicen a los Estados
y a las instituciones supraestatales (FMI), porque a ellos también les prestan,
qué políticas han de hacer para devolverles el dinero, o lo que es lo mismo, qué
parte del pastel social/"público" se van a comer ellos al ser
privatizado en beneficio de los acreedores.
En segundo lugar disparar, por tanto contra el BCE, la
Comisión Europea o el FMI es como hacerlo contra una sombra porque, al no estar
allí la base del poder, no hay sangre porque no hay cuerpo: se escamotea la
crítica directa al capitalismo. El problema principal de las sociedades
capitalistas no está en sus títeres sino en quienes los manejan, el capital.
Esto sin negar que deba hacerse una crítica a los consejos de administración
del capital que son los aparatos institucionales. Pero ese abordaje es
secundario.
En tercer lugar, la "democracia", como la crítica
a su ausencia no es el mal que debamos conjurar, como tampoco la lanza que
destruirá al capitalismo. Ya no es una cuestión de cómo se eligen o no las
representaciones, del peso ponderado de cada país, según criterios discutibles,
de la ausencia de igualdad de oportunidades en la liza política o de tantas
cuestiones de orden menor. Es que la democracia es un cuento para dummies, una
mentira para dormir a las masas, el medio de hacer cómplices a éstas en las
consecuencias de unas políticas contra ellas ("no te quejes, se ha
decidido democráticamente”). El votante ignora absolutamente qué harán con su
voto (y en esto no aprecio diferencia alguna entre derechas e
"izquierdas") y además desconoce del todo sobré qué vota, cuando
vota, así como las repercusiones de su voto.
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