Hoy es el día de los enamorados así que creo que no voy a
escribir de lo de siempre, hoy voy a escribir de sentimientos, empiezo con una
canción de amor de uno de los grupos más grandes:
Ama, ama y ensancha el alma.
Quisiera que mi voz fuera tan fuerte
que a veces retumbaran las montañas
y escucharéis las mentes social-adormecidas
las palabras de amor de mi garganta.
Abrid los brazos, la mente y repartíos
que sólo os enseñaron el odio y la avaricia
y yo quiero que todos como hermanos
repartamos amores, lágrimas y sonrisas.
De pequeño me impusieron las costumbres
me educaron para hombre adinerado
pero ahora prefiero ser un indio
que un importante abogado.
Hay que dejar el camino social alquitranado
porque en él se nos quedan pegadas las pezuñas
hay que volar libre al sol y al viento
repartiendo el amor que tengas dentro.
Ama, ama y ensancha el alma, Ama, ama y ensancha el alma.
Quisiera que mi voz fuera tan fuerte
que a veces retumbaran las montañas
y escucharéis las mentes social-adormecidas
las palabras de amor de mi garganta.
Abrid los brazos, la mente y repartíos
que sólo os enseñaron el odio y la avaricia
y yo quiero que todos como hermanos
repartamos amores, lágrimas y sonrisas.
De pequeño me impusieron las costumbres
me educaron para hombre adinerado
pero ahora prefiero ser un indio
que un importante abogado.
Hay que dejar el camino social alquitranado
porque en él se nos quedan pegadas las pezuñas
hay que volar libre al sol y al viento
repartiendo el amor que tengas dentro.
Ama, ama y ensancha el alma, Ama, ama y ensancha el alma.
No sé a vosotros, pero a mí las muertes de esas personas que
intentaron entrar en nuestro país en un principio me dejaron frio, me fije más
en las declaraciones, en las mentiras de nuestros gobernantes, en lo que decían
de las pelotas de goma, en las declaraciones del ministro, en quien debería dimitir.
Después me puse a pensar en que nadie iba a dimitir por eso, que habían pasado
cosas mucho más gordas y nadie había dimitido. Pensé en la empresa de Montoro,
que usaba al ministro para librar a sus clientes de las multas. Pensé en
Gallardon, que indulta a los clientes de su hijo. Pensé en la ministra Gurtel, en
el ministro eléctrico, pensé en muchas cosas y después pensé; ¿de verdad me
parece más grave todo esto que esas vidas humanas?
Después me puse a pensar en esas personas nadando para
llegar a tierra mientras desde ambos lados de la frontera les disparaban balas
de fogueo y pelotas de goma. Viendo cómo se ahogaban personas a su alrededor y
nadando hacia ninguna parte, porque en ningún lado les quieren. Me imagino su
desesperación y…
En el mundo podríamos vivir todos más que dignamente, pero preferimos
mantener este sistema criminal que se sustenta en la miseria de la mayoría. Somos
un poco mierdas.
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