martes, 11 de noviembre de 2014

Monago el golfo.


No sé si veis la tele, yo algo la veo. El otro día vi un anuncio de loterías y apuestas del estado que me dejó mal cuerpo. En ese momento no supe el por qué, pero había algo que no me gustaba. “No tenemos sueños baratos”, era el eslogan, y en el anuncio salían dos peluqueros estilo cuéntame, saltando como si cabalgaran. He tenido el anuncio dando vueltas por mi cabeza, hasta que he visto otro, también de loterías, que me lo ha aclarado todo, el eslogan es “la libertad es el premio”.

Hoy pretenden que consideremos que la libertad es tener dinero, que la acumulación da alegría. Ya no somos libres compartiendo o teniendo acceso común a la cultura y a los alimentos. Pero la publicidad no se queda ahí, hay un anuncio de telefonía que nos enseña a unos niños a los que dan a elegir entre dos montones, uno de ellos tiene una cantidad enorme de peluches y el otro unos poquitos, pero suficientes para que juegue cualquier niño. Los niños eligen siempre el montón grande, claro, mejor no compartir y coger lo más que puedas, aunque sea demasiado para jugar con ello. Eso es lo que nos enseñan los que mandan, las multinacionales.


Nos dicen que la culpa de todo es de los políticos y puede que tengan razón, pero no porque sean el origen de los problemas, sino porque se pliegan demasiado bien a los sobornos patronales. Nuestros políticos son demasiado básicos, unos seres pérfidos que se pliegan a sus instintos más básicos con demasiada facilidad. El último ejemplo de perfidia es muy clarificador. El follarin Monago, se dedicó a viajar a Canarias para ver a su amante a costa del senado, la ventaja de viajar a costa del senado es que su señora no se enteraba de nada; Cariño, viajo por trabajo. Diría el golfo cuando viajaba. Cuando la semana pasada fue descubierto, dijo el golfo que por intereses políticos, sus adversarios habían hecho daño a lo que el más quería. Señor monago, serían sus adversarios los del daño, si la historia hubiera sido falsa. Pero siendo cierta como es, el que ha hecho daño a lo que usted más quiere ha sido usted mismo. Es usted un golfo y un traidor, pero de sus acciones tienen la culpa otros, como siempre que hace algo alguien de su partido. El culpable es el que se entera de la golfería y nos la cuenta.

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