Esta foto la habré visto decenas de veces en diferentes
sitios, que guapa la miliciana. ¿Verdad? Tiene la mirada alegre, segura. En
fin, todos nos vamos alguna vez y ayer le tocó a ella, con noventa y muchos
años nos ha dejado. Es curioso porque esa foto a mí siempre me pareció
perteneciente a la historia, nunca pensé que la persona que posaba en ella estaba
por ahí viviendo su vida. Pero andaba, después de una azarosa vida por culpa
del fascismo, se fue, dejándonos en el camino una de las fotos más famosas y
bonitas de la guerra civil.
Pero hoy quería hablar de los reyes magos como concepto
comercial. El que sean unos seres mágicos los que te traen regalos y que el
valor o la cantidad de esos regalos dependa del comportamiento de él que los
recibe, obliga muchas veces a los padres a realizar un gasto que en condiciones
normales no harían. Porque claro. ¿Cómo explicas a tus niños que el ser mágico ha
traído unos regalos cojonudos a Fermín, que es un niño malo como la tiña y que
a ellos, que son todo lo buenos que puede ser un niño, les han traído cuatro
mierdas?
Además, si la cosa en casa está justa o más que justa, los niños ven
que sus padres no pueden gastar, así que esperan a los reyes magos con mucha
más ilusión. Ya que piensan que los reyes les traerán los juguetes que sus
padres no pueden pagar. Vamos, una mierda se mire como se mire.
Dejando a un lado esto, yo no sé hasta qué punto es positivo
el que los niños piensen que hay unos personajes pertenecientes a la realeza
que te traen todo lo que pides. Todos sabemos que los reyes de verdad hacen todo
lo contrario, te roban todo lo que pueden y tienen unos privilegios obscenos.
Quizás esto de los reyes magos sea una estrategia para normalizar
el que haya gente con potestad divina para quedarse con lo que no es suyo, o
quizás yo me caliento mucho la cabeza, no sé, así que me voy a jugar con los
juguetes que me han traído los reyes, ya que les he pagado al menos los
disfrutaré.
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