domingo, 8 de febrero de 2015

Ayer me riñeron.

 Ayer me echaron una bronca como si yo fuera un niño chico por uno de mis escritos. No pasa nada, no hay que fijarse en las formas, hay que fijarse en el fondo de la crítica.

Me falta dogma, me falta formación. Pero me sobra inteligencia y tiempo para pensar. Mis carencias y mis virtudes logran que a veces me equivoque, pero no en el caso del escrito en cuestión (el anterior a este). Tengo claro que se matan más moscas con miel que con cañonazos y en la entrada anterior digo más cosas de las que a simple vista se ven, o al menos eso pretendía (no siempre logro lo que pretendo). Os dejo mis intenciones claras, ya que no se si logré mi objetivo.

Lo primero que dejo claro es que la intención de Monedero claramente era defraudar.

Lo segundo es que Montoro usa el ministerio para sus fines electorales.

Lo tercero es que un defraudador tiene muy fácil dejar de ser defraudador cuando lo investigan, con hacer una complementaria vale. Recordad que estaba a un año de prescribir el fraude (5 años).

Lo cuarto es que difícilmente Monedero va a cambiar una ley de la que se aprovecha para ganar al menos 70.000 euros más al año. Así que eso que dice Iglesias de que los patronos tienen que ayudar a sustentar al estado y pagar más impuestos (o al menos alguno) queda dudoso, por no decir quimérico. Los patronos no van a acabar con los beneficios de los patronos. 

Lo quinto era destacar lo injusto de nuestro sistema impositivo, unos pagan y otros no, los que más tienen (entre los que está Monedero) pagan menos.

Lo sexto y último que pretendía era destacar el cinismo del PP en este caso.

No me enfado por ninguna crítica y menos si se hacen con buena intención, están las cosas como para enfadarse con los afines. Sigamos adelante y expliquemos una y mil veces las cosas, hasta que sean comprensibles.


Salud a todos.

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