Hay cagadas y cagadas.

Hay cagadas y cagadas, cagadas que parecen muy gordas y luego no lo son tanto y por el contrario, cagadas que parecen triviales pero que en realidad son muy gordas. Esto que digo no depende de la cagada en si, depende de cómo el receptor percibe la cagada.

De las primeras, el PP comete varias todos los días. Pero ayer Pablo Iglesias cometió una de las segundas, magnificada por los medios de comunicación, está claro que Pablo ya no tiene el apoyo de los patronos de los medios.

Dijo Pablo que sobran universidades en España. Parece poca cosa. ¿Verdad? Pero es una cagada de las gordas.

Cuando nuestros padres eran jóvenes, solo podían estudiar las personas más pudientes. Yo recuerdo que cuando era niño, el eslogan más coreado en las manifestaciones era: “El hijo del obrero, a la universidad”. Cuando fui joven nuestros padres se mataban para que nosotros estudiáramos en la universidad, somos la primera generación que tuvo un acceso general a los estudios superiores. Para los padres de nuestra generación era un orgullo el que sus hijos estudiaran y era el objetivo que nos inculcaban a todos, todo lo que no fuera ir a la universidad era un fracaso.

Lo que quiero decir con esto, es que está muy cerca históricamente la educación excluyente por motivos económicos (y por otros motivos), muchos de los que hoy votan han vivido esa exclusión. Por eso, la gente entiende que esa afirmación de Pablo es una amenaza a sus nietos, que es el retorno de la educación solo para ricos. Pocas universidades y prohibitivas para los pobres. ¿Quién hoy puede mandar a su hijo a estudiar a otra ciudad?

Pablo se dio cuenta de su error en un segundo, y rectifico rápido, pero el titular ya estaba dado.