martes, 1 de noviembre de 2016

Yo no soy correcto, al contrario.

¿No os parece que estamos en los tiempos de la corrección absurda? Todo se tiene que mover conforme a un deformado concepto de corrección en el que son más importantes las formas que el fondo. Si discrepas en algo de lo que hoy es políticamente correcto, te tachan de machista, de fascista, de intransigente o de comunista (si amigos, comunista hoy es un insulto).

A veces pienso que si podemos hubiera existido en los tiempos de nuestra guerra civil, hubieran lanzado un meme en plena contienda que diría algo así como: “ni franquismo, ni república; democracia”. Seguro que habría un círculo de requetés, otro de milicias y otro de la legión Condor. Abogarían por la feminización de los contendientes.

Porque tenedlo claro, podemos no lucharía por la república, diría que no es el momento de eso, que todos los bandos tienen sus cosas buenas y que hay oligarcas buenos y oligarcas malos. Dirían que tienen puntos en común con Hitler, igual que dicen hoy que tienen puntos en común con Lepén. Alabarían a Perón igual que lo hacen hoy. En resumen, Dirían las mismas subnormalidades verticales que dicen hoy y que solo favorecen a la derecha.

De lo que sí podemos estar seguros, es que el partido comunista de entonces no se hubiera unido con podemos. Ni hubiera entrado en el ninismo que hoy inunda la política parlamentaria. Porque ese ninismo cimenta a Botín y su gente.


Hemos tenido un debate de investidura hace unos días y yo al escuchar a los diferentes grupos parlamentarios iba sintiendo más y más vergüenza. No dieron ni un dato, todo eran descalificaciones personales y gracietas absurdas. Parecía una discusión tabernaria en vez de un debate de investidura. Era fácil, muy fácil desmontar todas las cosas que dijo Rajoy sobre economía, solo había que usar los datos que publica el mismo gobierno. Pero nadie lo hizo. 

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