martes, 14 de abril de 2015

Salud y república.

Hoy, siendo el día que es, pensaba escribir sobre el porqué de mi republicanismo. Luego he pensado que en realidad es perverso el tener que razonar algo tan lógico. Vivimos en un país donde eres un bicho raro por querer elegir a tu jefe de estado. ¿Pero acaso no nos cuentan que vivimos en una democracia?

Ojo, que cuando pedimos una república no pedimos un estado marxista ni nada de eso, sabemos lo que hay y que sería muy difícil hoy la emancipación obrera. Por eso rebajamos nuestras expectativas para confluir.

Cuando pido una república, pido que al menos haya una separación de poderes real, que a los jueces del supremo y el constitucional no les nombren los políticos para sus obscuros fines.

Cuando pido una república, pido pagar tantos impuestos como ahora o incluso más. Pero que estos impuestos se repartan de manera proporcional, que los que más tienen más paguen. Que no haya exenciones vergonzantes, como las de la iglesia o las de las grandes empresas.

Cuando pido una república, pido que haya una separación real entre iglesia y estado, que se derogue el concordato con la santa sede y que se prohíba a los religiosos impartir su enseñanza doctrinaria con los fondos del estado.

Cuando pido una república, pido que los trabajadores tengan una protección real, que ningún trabajador trabaje más de 35 horas semanales y que los trabajadores tengan sueldos dignos.

Cuando pido una república, pido que la tortura en todas sus variantes sea abolida y que desde el estado de haga un esfuerzo real para que esto sea así. Y en este punto me refiero a la tortura a los humanos y a los animales.

Cuando pido una república, pido que las casas sean consideradas un bien de primera necesidad, que por lo tanto no se pueda desahuciar a nadie.

Al pedir la república, pido que el agua sea de todos y no solo un bien patronal por el que nos cobran.

Pido que la sanidad sea suministrada por el estado, que no se venda al marido de Cospedal ni a ningún otro solo por intereses bastardos.

Cuando pido una república pido que los impuestos salidos del esfuerzo de los trabajadores, reviertan en ellos y no en Florentino, Botin o Rato.

Podemos decir que para mí la república no solo es elegir al jefe del estado, es un símbolo de una sociedad más justa.

Sabéis que yo no soy mucho de leer a Lukacs, Rosa de Luxemburgo o Marx. Mi conciencia política está más marcada por un señor que se llama Evaristo, vocalista y compositor de la polla records. Por eso hoy en el aniversario de la proclamación de la segunda república, quiero cerrar esta entrada con una de las canciones más destacadas de esta banda vasca.

“Que paz”

Esta paz huele mal, es la paz de los muertos
No queremos esta paz podrida, es un ser deforme
Esta paz impuesta por los que dominan este cementerio
Guerra siempre al Estado
Guerra hasta que caiga
Guerra para destapar su guerra encubierta

Del Estado al hombre es orden;
Del hombre al Estado, violencia

Esta paz huele mal, es la paz de los muertos
 La comodidad de ser dominados nos lleva al silencio
¿Quieres ver lo que es sufrir por estar despierto?
Guerra siempre al Estado
Guerra hasta que caiga
Guerra para destapar su guerra encubierta
La paz del cerdo cuando lo engordan para comerlo



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