Hoy sigo pensando en
mi propia futura muerte y por ende en la de los demás, se ve que me he metido
en un bucle mental del que no salgo haga lo que haga, a ver si estos cabrones
del gobierno hacen algo que me resetee. Los datos de inflación de hoy casi lo
consiguen, ya que esa inflación tan grande en un solo mes da la vuelta a la
tortilla y nos lleva a la misma situación que cuando se secaron los brotes
verdes de los socialistas. Pero justo van y se mueren casi trescientas personas
en Turquía, bueno, decir se mueren no es ser exacto. Habría que decir que esos
obreros han sido asesinados por las ansias desmedidas de los patronos por ganar
dinero, prefieren invertir en sus mansiones antes que en la seguridad de sus
trabajadores. Es lo que tiene el capitalismo, riqueza y lujo para uno, miseria,
muerte y dolor para los demás. Lo peor es que somos los parias los que
mantenemos el sistema y lo mantenemos mediante la ensoñación de que quizás
podamos llegar nosotros a ser los explotadores. Los voceros capitalistas nos
dicen que en el sistema hay movilidad en las plazas y cualquiera puede llegar a
ser rico. De hecho es la crítica que mejor funciona para denostar al comunismo.
En el comunismo todos ganan lo mismo, por lo tanto el desarrollo por egoísmo queda
castrado y eso es nefasto, ya que la humanidad se estanca. Según los voceros del
capital, el único motivo para que la sociedad avance es el interés particular.
Lo peor es que esa propaganda cala tanto que está interiorizada por la mayoría.
Yo es que me pongo a pensar. ¿Cuánto cuesta en realidad
hacer una casa? Y no me refiero a dinero, el dinero no es nada, me refiero a
tiempo. Con la mecanización que hay hoy, Unos tres o cuatro meses de la vida de
unas cuatro personas (seis horas de trabajo día y la fabricación de todos los
materiales incluido). ¿Cuánto cuesta hacer una tele o una lavadora? ¿Un día?
¿Cuánto cuesta hacer unas placas solares para que una casa se auto abastezca?
Estamos hablando que si todos diéramos a la comunidad el tiempo de un servicio
militar de los de antaño (y tiro por lo alto), todos tendríamos una casa
totalmente equipada con todas las comodidades y ecológica. Voy más lejos.
¿Cuánto cuesta hacer un coche eléctrico, que se abastezca en el enchufe de
casa? ¿Cuánto cuesta producir la comida necesaria para una ciudad o depurar el
agua? Casi nada.
Hoy se dan situaciones en realidad absurdas, un trabajador o
trabajadora se parten el lomo doce horas al día y aun así no genera lo suficiente
para dar de comer, ni para dar un techo a su familia. Los labradores se matan de sol a sol para descubrir que lo que les pagan por sus productos no es
suficiente para cubrir gastos, pero que sin embargo los terratenientes ganan
cantidades obscenas de dinero en subvenciones por dejar sus tierras en
barbecho. Es más, el otro día vi un reportaje en el que contaban que en África
los agricultores se estaban arruinando porque llegaban productos europeos que
se vendían por debajo de los costes de producción. Pero es que en Europa pasa
lo mismo pero a la inversa, los labradores se arruinan porque llegan de África
productos cuyo precio es inferior a lo que cuesta producir aquí ese producto.
¿Puede haber algo más absurdo?
Vivimos en un mundo terriblemente mal repartido, en
Andalucía hay seiscientas mil casas vacías (la mayoría propiedad de los bancos)
y no nos referimos a segundas residencias o a viviendas vacacionales. Pero pese
a eso hay miles de personas que viven en la calle.
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