Se me acumulan los temas, llevo con la deflación aparcada y
dando vueltas por mi cabeza desde hace al menos tres días. Hoy tampoco toca
hablar de ella.
Hoy quería hablaros de un comunero moderno, Alfonso Fernández.
Le condenaron a un año de prisión por resistencia a la autoridad, después le
han condenado a cuatro años por tener material incendiario. Cinco años en
total. Habréis leído ya lo endeble del caso, la fabricación de pruebas, el
tiempo que pasó en prisión preventiva (aislado y sin ninguna acusación). Así
que no ahondaré en eso, porque tampoco es importante.
Lo importante es que le han condenado a cinco años por
participar en una huelga, no es el primer caso. Todos recordareis la condena a
dos mujeres porque un piquete saboteo una piscina, las condenaron solo por
estar ahí, igual que ahora a Alfon.
Luchar por los derechos de los trabajadores se ha convertido
en una actividad de riesgo. Lo que realmente se busca con esas sentencias es
que en la próxima huelga general nos quedemos en casa. La inacción de los
sindicatos ante estos casos es vergonzosa, ayuda a los objetivos de los
patronos.
Voy a dedicar una canción comunera a Alfon y a desearle lo
mejor. Ánimo.
Mil quinientos veintiuno
Y en abril para más señas,
En Villalar ajustician
quienes justicia pidieran.
¡Malditos sean aquellos
Que firmaron la sentencia!
¡Malditos todos aquellos
los que ajusticiar quisieran
Al que luchó por el pueblo
y perdió tan justa guerra!
Desde entonces ya Castilla
No se ha vuelto a levantar
En manos de rey bastardo
O de regente falaz,
Siempre añorando una Junta,
O esperando un capitán.
Quién sabe si las cigüeñas
Han de volver por San Blas,
Si las heladas de Marzo
Los brotes se han de llevar,
Si las llamas comuneras
Otra vez crepitarán.
Cuánto más vieja la yesca
Más fácil se prenderá
Cuanto más vieja la yesca
Y más duro el pedernal.
Si los pinares ardieron
Aún nos queda el encinar.
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