domingo, 4 de enero de 2015

Hepatitis C.

La hepatitis C es una enfermedad que se calcula afecta a unas 700.000 personas en este país. Digo se calcula, porque es una enfermedad que puede estar latente incluso veinte años, como el SIDA. Sí que hay 135.000 personas diagnosticadas, de las cuales 35.000 están ya cirróticas. Muere una persona cada dos horas en nuestro país por causa de la Hepatitis C.

Hasta hace muy poco, esta enfermedad no tenía cura, si la contraías estabas jodido. Pero hoy hay varios tratamientos que la curan con gran eficacia.

700.000 posibles enfermos, 135.000 diagnosticados, 35.000 de ellos con cirrosis, que es lo mismo que decir en fase terminal. Y el gobierno solo va a comprar 6.000 tratamientos. ¿Por qué solo 6.000? El gobierno dice que es un medicamento muy caro y por eso no puede comprar más. Es cierto que es muy caro, cada tratamiento cuesta alrededor de 60.000 euros, diez millones de las antiguas pesetas. Pero el tratamiento actual no es barato (ronda los 40.000 euros) y además es ineficaz. Cuando los enfermos empeoran y todos lo hacen, el precio de la atención se dispara. ¿Cuánto cuesta un trasplante de hígado, o la atención paliativa de un enfermo terminal? Mucho más de 60.000 euros, así que el precio del medicamento no es la causa de que no se suministre. ¿Por qué entonces no van a suministrar esos nuevos y efectivos tratamientos?

El motivo es que quieren que los que puedan se paguen ellos el tratamiento.

Si yo estuviera enfermo de hepatitis C, luchando contra el tiempo y con el hígado cada día más dañado, haría lo posible y lo imposible por obtener un medicamento que me curase. Si no tuviera el dinero pediría un crédito y si no me lo diesen, le pediría el dinero a mi familia y si tampoco lo pudiera obtener por esa vía, haría cualquier otra cosa. La vida es lo más importante que tenemos y todos hacemos lo posible por conservarla (incluso trabajamos). Eso el gobierno lo sabe y quiere utilizar ese conocimiento para ahorrar dinero. Así puede repartir más dinero a los patronos que nos oprimen.


Es lo de siempre, jodernos a nosotros para engordar patronos.  

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