Yo lo flipo con lo que
ha pasado al final con Can Vies, es la muestra de cómo un ayuntamiento puede no
dejar contento a nadie en la resolución de un conflicto. Estos políticos
pareciera que a veces piensan con otras partes del cuerpo que no son la cabeza.
Esto que ha pasado me ha hecho pensar en la violencia, los
medios patronales dicen que los violentos son los manifestantes, que no se
puede ceder ante ellos, ya que si se cede se manda el mensaje de que la violencia
es la solución.
Pero claro, uno ve que había un edificio abandonado, que
este edificio era propiedad del estado, o lo que es lo mismo, de todos. Que por
su abandono, el edificio se habría terminado cayendo. Entonces, hace diecisiete
años, unas personas solidarias, pertenecientes a este estado y por lo tanto
codueñas del edificio, decidieron darle un uso social. Ese uso social se
desarrolló hasta que los siervos de los patronos decidieron que podrían
especular con ese espacio social y regalárselo a algún patrono afín.
Así que los siervos patronales usaron los medios que tienen a
su alcance y echaron a los trabajadores y trabajadoras que usaban el edificio
de todos, derribando parte del edificio nada más desalojar a los jóvenes trabajadores,
demostrando así la sinrazón capitalista, destruir para crecer. Es lógico pues
que la gente defendiera lo que es de todos, saliendo a la calle para reclamar
el uso para todos de lo que es de todos. La policía obedeció a los que tienen
intereses bastardos y golpeó al pueblo que tiene intereses generales.
Normalmente el derribo y la represión suele zanjar las
cosas, ante los hechos consumados la gente suele ceder. Pero estos ya no son
tiempos normales y las personas ya no ceden, están hasta los cojones de tropelías
y ya no ceden. Por eso el ayuntamiento ha tenido que dejar un edificio derruido
para que lo siga usando el pueblo.
Lo mismo está ocurriendo aquí en Asturias, en Oviedo concretamente, con un antiguo edificio público abandonado (antigua Consejería de Educación local) a la que dieron vida y utilidad social unos colectivos que ahora tras varios años fueron desalojados por la fuerza. Abandonan el patrimonio común, muchas veces para especular luego con los terrenos, y cuando el pueblo decide recuperar lo que es suyo los gobiernos se sienten de repente interesados por lo que antes abandonaron. Son unos miserables. Son ellos los violentos obviamente.
ResponderEliminarLos neoliberales utilizan lo público, la propiedad colectiva, como si fuera una propiedad privada. Hay que seguir luchando para echarles, o no dejarán del Estado ni las raspas.
Un saludo Javi.
El problema de todo esto es que no vemos esos edificios y esas empresas como nuestros, por eso han podido cometer esas tropelías durante años. Ahora parece que la concepción, al menos en una parte de la población, está cambiando.
EliminarA ver si es verdad.
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