Que malos somos los pobres.

Nadie resistiría un análisis exhaustivo, todos tenemos defectos, eso sí, unos más que otros. Hoy vemos como se desmigan las biografías de los líderes populares, buscando con lupa el menor de sus defectos para deslegitimarlos delante de los trabajadores.

Nos cuentan que el Ché era homófobo, que la pasionaria era beata, que Gordillo... es de todo... Pero a veces eso no es suficiente y se inventan esos defectos.

Es que claro, si los defectos de ciertos líderes son cosas que el patrono considera virtudes, hay que buscar por otro lado. Así vemos que los ricos patronos que se visten de Armani, consideran un defecto comprar la ropa en el alcampo y así lo comunican.

En fin, que malos somos los pobres por tener debilidades y que buenos son los patronos por robar lo que es de todos.

Yo pago la mitad de mis ingresos en impuestos, impuestos que el gobierno regala a los bancos y a los patronos. Si hoy mi hija se pone mala, no va a recibir una atención adecuada, ya que los patronos se están quedando con la sanidad que pagamos entre todos. Hoy si mi hija necesita una transfusión puede que no haya sangre, ya que ahora la extracción de sangre en Madrid la hace cruz roja y tiene un banco propio que sirve a los hospitales de los patronos. Hoy si mi hija quiere estudiar no tendrá beca, si eso, tendrá un crédito que concederán los patronos. Ya lo dijo ayer Gomendio, la teta no da para todos y los patronos no se van a quedar sin nuestro dinero. Así que de los diecisiete mil euros que doy cada año al estado no pueden salir mil para que mi hija o la hija del que lo necesite estudien, pero si pueden salir diez mil para los bancos, el Florentino, o las autopistas.

Hoy necesitamos conciencia, conciencia de clase. Mientras no la tengamos no avanzaremos. Hoy os dejo con una cantautora excepcional, con conciencia de clase, que va a dar un concierto el día tres en Sevilla. Lucía Sócam.