Bueno, pues aquí ando, en casa después del primer gran viaje
navideño. Andaba hoy pensando en la navidad mientras conducía. Y pensaba en que
no me gusta, la navidad no me gusta nada. Parece diseñada para que hagas lo que
hagas estés jodido.
Son unas fechas en las que si estás solo te encuentras mal,
te sientes solo, desde todos lados te bombardean diciéndote que tienes que
estar en compañía. Pero si estás en compañía no es mejor, son tiempos de
fingimientos.
Además. ¿Hay algo más absurdo que poner el fin de año a
mitad de año? Si naces en diciembre vas a un curso, si naces en enero vas a
otro, pero el curso empieza cuando es lógico, en septiembre, al principio del
año.
Luego está el tema de los regalos. A nuestros hijos les
decimos que unos seres mágicos les regalarán muchas cosas si se portan bien y
nuestros hijos se lo creen. Esperanzados les escriben sus cartas a esos seres mágicos
y esperan sus regalos. Regalos que en realidad son comprados por unos padres
acogotados por la crisis, que sacan el dinero de donde no se puede para que sus
hijos no piensen que son malos y que por eso esos seres mágicos no les han
regalado nada.
Ya que la navidad en realidad es consumo, consumo en comida,
en regalos, en viajes, en todo. Unas navidades felices son unas navidades en las que
puedes consumir a destajo. En realidad toda nuestra sociedad es consumo, el éxito
se mide en lo que tienes, cuanto más tienes más vales.
Pero bueno, aprieto el botón, me reseteo y me imbuyo en el espíritu
navideño.
Teníais que haber visto la ilusión con la que hemos decorado
la casa, hemos puesto luces de todos los colores, espumillones que brillan y un
árbol de esos de fibra que lanza lucecitas por sus ramas. El viaje de nochebuena
ha sido esplendido, como ha disfrutado la niña, la teníais que haber visto. Un
reencuentro con la familia que todos hemos disfrutado mucho y lo que queda por
venir va a ser aún mejor, la nochevieja, los reyes. Ardo en deseos de que lleguen
esos días. Es que el tener hijos cambia un poco los puntos de vista. ¿Verdad?
Vamos con más clásicos navideños. Los resúmenes políticos y
económicos. Me detengo en uno que me ha hecho especial gracia, el del comercio.
Dicen que vamos para arriba, que estamos saliendo de la crisis, que este año el
comercio en diciembre va a subir más o menos un cuatro por ciento con respecto
al diciembre de hace un año. Eso convierte estas navidades en las mejores desde
el inicio de la crisis.
Las mejores… Todo depende del punto de vista, el comercio ha
bajado desde 2008 más de un 30%, así que no parece que una subida este año del
4% (estimada, no lo olvidemos), sea suficiente para alcanzar las ventas de
2008, ni las de 2009, ni las de 2010, ni las de 2011, ni las de 2012. Así que
solo son mejores porque por primera vez suben, que no es poco visto lo visto.
Pero. ¿Por qué suben? ¿Será por el descenso del paro? Pues no, en realidad el
paro no ha bajado este año, se han trabajado las mismas horas que el año pasado
por menos dinero. Lo que ha pasado es que este mes se han disparado las ventas
a crédito, ha aumentado la confianza y la gente se ha endeudado más con la
esperanza de que el año próximo será mejor. Mala cosa.
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