miércoles, 3 de diciembre de 2014

Una curiosidad.

Somos lirios, somos rosas, somos lindas mariposas. Pareciera que el gobierno se piensa que somos eso, lindas mariposas sin memoria ni cerebro.

Dialogante, comunicativo, comprometido, un perfil político…. Esos son los calificativos que da la prensa sobre el nuevo ministro de sanidad. ¿De verdad? ¿Esas son las cualidades más destacables de una de las figuras más expuestas del partido en el gobierno?

Hemos leído sus declaraciones, hemos leído las entrevistas que le han hecho, hemos oído sus intervenciones en el congreso. Y nadie en su sano juicio diría que ese señor es dialogante. Cicatero, mentiroso, ponzoñoso. Un mago de las palabras que hace de lo malo bueno y de lo bueno malo. El insulto es su arma más poderosa y el engaño su mejor cualidad.

Temo que este personaje va a lograr que añoremos a la amiga de las farmacéuticas.

Pero no hablemos más de estos cabrones, estos días ando sin ganas de escribir, ni en un lado ni en el otro. Ni siquiera contesto a los correos o mensajes que me envían. Ando griposo y no tengo ganas de nada, todo el día estoy desganado, a ver si se me pasa pronto esta atonía que así no vamos a ningún lado.

Esta semana me ha pasado algo curioso. He ido a hablar con la profe de mi hija. Una charla muy constructiva, ha servido para limar una serie de asperezas menores que habían surgido y para clarificar muchas cosas a nivel pedagógico. Pero lo curioso no es eso, cuando me dieron la cita, yo hablé con mi hija y le pregunté que si quería que yo le dijera algo a la profesora de su parte, que si había algo que ella no se atreviera a decirle o que no hubiera tenido la oportunidad de hacerlo en clase. Mi hija me dijo varias cosas, algunas muy interesantes y yo se las trasmití a la profe en la reunión. Lo curioso es que a todos les ha sorprendido mucho esa forma de actuar, incluida la profe, al parecer nadie había hecho eso nunca. Tanto la sorprendió que al día siguiente dedicó una hora a explicar a los alumnos el por qué hacía las cosas como las hacía.

Las cosas que me transmitió mi hija y que luego transmití yo a la profe (dejando claro que yo era un mero trasmisor, que eso lo decía mi hija), fueron cosas directas y lógicas. Os pongo un ejemplo: La profe que les da música y plástica está de baja, una baja larga y hasta que por fin les han traído un sustituto (esta semana), la clase de plástica  y la de música se la han dado varios profesores que no son de la materia, en alguna ocasión les ha dado la clase de plástica su tutora. Pues bien, cuando les ha dado la clase de plástica su tutora, comenzaba la clase con la frase; “vamos a aprovechar este ratito que nos han regalado para hacer un poco de matemáticas o lengua.” Eso a mi hija le fastidia, ya que a ella le gusta mucho hacer manualidades y evidentemente le gusta menos hacer matemáticas. Mi hija me dijo textualmente, si la clase es de plástica es de plástica, no es de matemáticas.


Me resulta curioso que algo que yo veo lógico sorprenda a todos, a la profe positivamente, pero al resto no tanto. Lo ven raro.

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