miércoles, 3 de agosto de 2016

En el deporte no hay valores, solo intereses.

Pronto empiezan las olimpiadas, ese culto a los valores humanos, esa sana competencia entre naciones hermanas para ver quién es más fuerte y mejor. ¿Qué mejor manera de hacerlo que con el deporte? Todos sabemos que el deporte alimenta el alma y refuerza los corazones.

Pero hay cosillas que ensombrecen esos valores, una de esas cosillas son los atletas drogadictos rusos. Menos mal que el resto de sanos países mundiales han puesto coto a esos desmanes del gobierno ruso. Ah los malos rusos, llevan cien años siendo lo peor y no escarmientan, parecía que con Yeltsin y Gorbachov  habían entrado por el aro, pero no.

Hay que frenar a los rusos. ¿Y que mejor sitio que las Olimpiadas? Al fin y al cabo el olimpismo siempre ha sido un buen sitio donde airear las diferencias políticas. Todos recordareis los vetos en Moscú 1980 y en los Ángeles 1984. Esta vez también se van a usar unas Olimpiadas como un escalón más para aumentar la tensión entre países. La excusa, la lucha contra el doping.

Uno no deja de sorprenderse de que se usen según qué cosas para el ataque político y más aun de que lo usen precisamente quienes más tienen que callar. Uno escucha a los políticos españoles hablar sobre el dopaje ruso y no puede evitar preguntarse cómo no se les cae la cara de la vergüenza. Precisamente España, un país que debe sus escasos éxitos deportivos al dopaje. Todos creo que recordareis el escándalo en el mundo del ciclismo (desde que se destapó España no ha vuelto a destacar en ese campo, o al menos no como lo hacía antes), todos recordareis a un prominente cuadro del Partido Popular que se ponía hasta arriba antes de competir en atletismo (¿en qué no está metido el PP?). España se podría decir que es el país del dopaje y como pasa con la corrupción, en las instituciones se defiende a los tramposos: https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Casos_de_dopaje_en_Espa%C3%B1a Pero a la que se quiere sancionar es a Rusia, que no niego que tiene lo suyo.

El país que más duro es con los rusos y que más rigor pide es EEUU, otro país que tendría que callar con estos temas. Lo de los yanquis pasa de todos los límites, son drogadictos profesionales, ya que en su caso hablar de dopaje es quedarse cortos. Para muestra un botón: cuando los yanquis llevaron a sus estrellas de la NBA a las Olimpiadas de Barcelona, se hizo con la condición innegociable de que no pasaran ningún control antidoping, absolutamente ninguno y las autoridades olímpicas accedieron. Os dejo un enlace que exalta ese pacto, leedlo por favor que tiene mucha miga: http://www.marca.com/blogs/13t/2012/07/03/dream-team-92-prefacio.html

Mirad, el deporte está sobrevalorado y los valores que dice representar más. El deporte en esta sociedad es un artículo de mercado más y como tal funciona.



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