miércoles, 31 de mayo de 2017

Creo en Dios, alabado sea.

Me diréis que pierdo perspectiva y tendréis razón. Me diréis que es una tontería y tendréis razón también. Me diréis que secundo una cosa promocionada por los medios corporativos y también tendréis razón. Pero hoy os tengo que contar que he visto la luz, que me he vuelto creyente, por fin creo en Dios, por fin he encontrado una religión que me llena. Alabado sea con grandes alabanzas el gran Monstruo Espagueti Volador, mi nuevo Dios.

Dada la tendencia que hay estos tiempos de condecorar a muñecos de otras religiones, muñecos que al fin y al cabo representan a subalternos en el escalafón divino de esas religiones. Me he sumado a la petición de Change.org para que condecoren con la medalla de oro de Cádiz a mi deidad. Una deidad paritaria, igualitaria, justa. Tan paritaria es que no tiene ni sexo. Porque ¿Qué sexo tienen unos espaguetis y dos albóndigas?

La explicación de Monedero y de toda la panda de podemos para justificar el voto afirmativo de podemos en el pleno que dio la medalla a la muñeca de madera, ha sido que el pueblo lo pidió, que se consiguieron seis mil firmas y que tapándose la nariz, Kichi (menudo nombre para un alcalde) tuvo que ceder y conceder la medalla.

Siguiendo esa misma lógica, si nosotros, los espaguetistas, conseguimos muchas más firmas que esas seis mil, tendrán que conceder a nuestro dios la medalla de oro de la ciudad. ¿O no? Por eso os pido a los que me leéis, que firméis todos la petición de Change.org. Consigamos entre todos una medalla para Dios, para el Gran Monstruo Espagueti Volador.

Claro, que cabe la posibilidad de que pese a las firmas, Kichi, no conceda la medalla. Me gustará ver como se justifican entonces. Son unos maestros del lenguaje (para eso han estudiado más que nosotros y tienen carreras) y seguro se justificarán con soltura. Pero pongámoslo lo más difícil posible, hagamos que sean cientos de miles los firmantes. Por nuestro Dios y por ver cómo justifican que a un muñeco le den la medalla y a otro no.


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