domingo, 5 de octubre de 2014

Reeducación y competencia.


Estoy un poco nervioso hoy, ha venido la Guardia Civil a casa, han robado en la casa del vecino y los ladrones entraron por mi azotea. En principio a mi casa no han intentado entrar, pero sí que hay marcas en una ventana de un posible intento de apertura. La Guardia civil ha encontrado huellas de botas en la azotea que no eran nuestras, todo muy intranquilizador.

Pero en fin, me distraeré contándoos mis cosas de siempre. Hay frases que te hacen pensar. Hoy he leído alguna de ellas en un artículo de “el país”. El artículo trata sobre la emigración ilegal entre las dos Coreas y de cómo reeducan a los emigrantes que atrapan.

El autor está a favor de esa reeducación y ve bien cosas curiosas, como el adoctrinamiento capitalista: “Borrar lo aprendido desde la niñez. Incluye estudiar historia, aprender cómo funcionan una democracia liberal y la economía de mercado.”

En otra parte del artículo, el autor nos cuenta lo difícil que es para estos emigrantes adaptarse y el por qué: “Pero el desarrollo económico ha conllevado una cultura de competencia feroz en la que los niños van a clases particulares hasta casi medianoche, y en la que difícilmente hay espacio para quien creció en una dictadura donde empleo, vivienda y los alimentos básicos están garantizados.”

Cáspita, pareciera que al autor le jode que en algunas sociedades se garantice la casa, la comida, el trabajo y la educación.

Lo malo de la competencia es que no todos caben, muchos se quedan fuera, siempre hay alguien que pierde la partida.

Es el sino de estos tiempos, competir por las migajas de los que juegan con las cartas marcadas.


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